lunes, 28 de mayo de 2018

La ingesta de vitamina D es inadecuada para los niños y adolescentes españoles

Hoy vamos a compartir algunos detalles del estudio ENALIA (Encuesta Nacional de ALimentación en Población Infantil y Adolescente de España).

El  estudio ENALIA se realizó en 1.8 62 niños, niñas y adolescentes, entre 6 meses y 17  años  de  edad, residentes en  los hogares de  todas las CCAA y Ciudades Autónomas de  España,  que  fueron  seleccionados  aleatoriamente  mediante  un  riguroso  sistema  de  muestreo.  La  muestra es representativa del  conjunto de la población española para esos grupos de edad  y sexo. 

Los  resultados  pub licados  nos  muestran  la  valoración  nutricional  referida  a  la  ingesta  de  energía,   macronutrientes,   es   decir,   proteínas,   grasas,   e   hidratos   de   carbono   y  los  micronutrientes, es decir, vitaminas y minerales de la población  estudiada  en comparación  con  los  val ores  de  referencia.  Además  se  estudia  el  patrón  de  alimentación valorando  su  adherencia a la Dieta Mediterránea. Aunque hay muchísimos datos disponobles a partir de este estudio, hoy nos vamos a centrar en os referentes a la s vitaminas  y algunos minerales.

El consumo habitual de vitamina D fue insuficiente en prácticamente todas las personas. La vitamina E, el folato y el calcio fueron insuficientes, especialmente a partir de los nueve años de edad, y el magnesio y el yodo a partir de los 14 años de edad. El porcentaje de sujetos con ingestas insuficientes fue mayor entre las mujeres. La ingesta de sodio fue excesiva en un porcentaje considerable de la población, especialmente en los hombres, y aumentó con la edad. Finalmente, más de la mitad de los niños menores de cuatro años tenían ingestas habituales de zinc que excedían el nivel superior tolerable.

Ya os hablamos un día (aquí) del Projecto ODIN, que aspira a poder enriquecer los alimentos de uso diario con vitamina D para asegurar un aporte satisfactorio en la población. En ODIN defienden que suplementar la dieta con pastillas de Vitamina D no es una medida a largo plazo ni tampoco sostenible, ya que no toda la población se lo va poder permitir. Y lamentablemente es muy difícil tener un aporte adeacuado de vitamina D a través de los alimentos, y normalmente dependemos del sol para fabricarla (y este año lo estamos viendo bien poco!). De todas maneras, en este mismo artículo que acabo de mencionar, incluimos algunas fuentes de vitamina D y la ingesta recomendada.

jueves, 17 de mayo de 2018

Vitamina D y su relación con las caídas en ancianos

Hoy vamos a hablar de un estudio caso-control llamado Vitamin D and the Mechanisms, Circumstances and Consequences of Falls in Older Adults: A Case-Control Study.

Aunque obviamente hace falta más de un estudio para establecer conclusiones, me parece interesante las observaciones que han hecho, que se acercan mucho a las que ya comentábamos hace un par de año por aquí. 

En este estudio cogieron a 216 pacientes del ala de geriatría de un hospital y tras observar que no había diferencias en los niveles basales de vitamina D y de ajustar por factores de confusión llegaron a dos conclusiones:
  1. La deficiencia de vitamina D estaba asociada con caídas en los ancianos.
  2. Los ancianos que presentaban deficiencia de vitamina D tenían mayor prevalencia de hipotensión ortostática, lo que sugeriría que la vitamina D puede influir en las condiciones que predisponen a las caídas en lugar de la caída en sí misma.
Aún queda mucho que investigar, pero parece que la vitamina D está involucrada en numerosos procesos metabólicos (justo acabo de leer un estudio sobre su deficiencia y suplementación en quemados, pero eso ya para otra vez) y que su deficiencia es cada vez más común.

miércoles, 16 de mayo de 2018

¡Terminamos el curso de FODMAP de la universidad Monash!


Grandes noticias!! Hemos terminado la especialización del manejo del síndrome de intestino irritable (SII) tras completar el curso de la universidad Monash titulado “La Dieta Baja en FODMAP para Síndrome de Intestino Irritable”. 

La Universidad de Monash es el pionero en el manejo y tratamiento de SII con una dieta baja en carbohidratos rápidamente fermentables que se llaman “FODMAP”. Tras completar este curso podemos ofrecer un tratamiento basado en evidencia científica para personas que tienen problemas como dolor abdominal, gases e hinchazón. 



Si quieres saber más sobre la dieta FODMAP haz clic aquí o si crees que esta dieta te ayudaría escribanos en info@gabinetederueda.es 

jueves, 10 de mayo de 2018

Aceite de coco VS aceite de oliva

El tema del aceite de coco es como una moda que va y viene. No se ha conseguido decir rotundamente si es la nueva panacea o el último demonio a evitar.

Espero que con este artículo te lo aclaremos una vez por todas.

El aceite de coco es un aceite comestible extraído de la carne de cocos maduros cosechados de la palmera de coco. Es un aceite rico en grasas saturadas  (un 90%) por lo que resiste el enranciamento por mayor tiempo que otros aceites. 

La grasa saturada del aceite de coco consiste principalmente en ácido láurico, un ácido graso de cadena media, y de ácidos grasos saturados de cadena más larga, como el ácido mirístico y el ácido palmítico. El aceite de oliva, por otro lado, es alto en ácido oleico (75%), un ácido graso monoinsaturado, siendo el resto una combinación de ácidos grasos poliinsaturados y saturados. 

Ambos aceites contienen una gran cantidad de antioxidantes. Sin embargo en el aceite de oliva se han podido encontrar hasta 36 tipos diferentes de antioxidantes polifenoles (1), mientras que en el aceite de coco tan solo han sido hallados 6 (2).

También debemos tener en cuenta que el aceite de oliva virgen extra es una gran fuente de vitamina E, mientras que el aceite de coco prácticamente no tiene. 

Debido al perfil de ácidos grasos saturados del aceite de coco, éste aumenta el colesterol LDL (el "malo"), aunque también se ha observado que aumenta ligeramente el colesterol HDL ("bueno"). 

Uno de los principales estudios sobre grasas saturadas y enfermedad cardíaca fue una revisión Cochrane de 15 ensayos clínicos (3). Estudiaron a 59,000 personas, y descubrieron que al reemplazar la grasa saturada con grasas insaturadas, había un 27% de reducción en la enfermedad cardíaca. No se observó tal beneficio cuando las grasas saturadas son reemplazadas por carbohidratos. Esta investigación apunta a los beneficios del intercambio de grasas saturadas por aceites y grasas saludables como el AOVE, las nueces y el aguacate.

Mensaje para llevar a casa 

Aunque haya modas que nos animen a consumir ciertos alimentos, siempre hay que ser un poco escéptico y mirar la evidencia (además de seguir la lógica). Aquí en España tenemos la suerte de poder disfrutar del aceite de oliva a un precio muy razonable. A esto se suma que los beneficios de consumir este aceite en el contexto de una dieta mediterránea han sido claramente demostrados (4). El aceite de coco no es mucho mejor que otras grasas saturadas, como la mantequilla o la de palma, y su precio es generalmente más alto. Así que ¡aprovechemos que tenemos un aceite excelente aquí en casa y dejemos de consumir productos exóticos que no nos aportan nada mejor! 

Referencias 
1. Cicerale S, Lucas L, Keast R. Biological Activities of Phenolic Compounds Present in Virgin Olive Oil. International Journal of Molecular Sciences. 2010;11(2):458-479. doi:10.3390/ijms11020458. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2852848/
2. A. M. Marina, Y. B. Che Man, S. A. H. Nazimah, I. Amin. Antioxidant capacity and phenolic acids of virgin coconut oil. Int J Food Sci Nutr. 2009; 60 (Suppl 2): 114–123. Published online 2008 Dec 27. doi: 10.1080/09637480802549127 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19115123
3. Hooper L, Martin N, Abdelhamid A, Davey Smith G. Reduction in saturated fat intake for cardiovascular disease. Cochrane Database Syst Rev. 2015:Cd011737.
4. Guasch-Ferré M, Hu FB, Martínez-González MA, et al. Olive oil intake and risk of cardiovascular disease and mortality in the PREDIMED Study. BMC Medicine. 2014;12:78. doi:10.1186/1741-7015-12-78. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4030221/