martes, 30 de mayo de 2017

La evidencia tras la Dieta Alcalina

A menudo en nuestro Gabinete Dietético nuestros clientes nos preguntan cuál es nuestra opinión de ésta o aquella dieta que está de moda en ese momento. Una dieta “de moda” es la que encontramos en revistas o periódicos. Normalmente son la cura para todos nuestros males y por supuesto, son seguidas por una multitud de famosos, dispuestos a poner su cara en los anuncios pertinentes. 

La primera oleada de esta dieta es seguida por libros de cocina, aplicaciones para el móvil y suplementos dietéticos que tenemos que comprar.  Muchas de estas dietas se pueden rechazar inmediatamente por lo ridículo de su principio, por ejemplo, la dieta del jarabe de arce. Sin embargo hay algunas que no son tan fáciles de identificar de primeras y que tenemos que estudiarlas con más detalle.

Una de estas dietas es la dieta alcalina (también conocida como la dieta de la comida alcalina o la dieta ceniza-alcalina). No es que sea una novedad, pero ha persistido durante varios años, va y viene como un resfriado y tiene el apoyo de famosos. Muchos de nuestros pacientes la encuentran confusa, ya que de primeras no parece ir por mal camino.  Con este artículo queríamos examinar la evidencia sobre esta dieta y compartir nuestros descubrimientos.

La Dieta

El principio fundamental de la dieta es el equilibrio. Como sabemos, al cuerpo humano le gusta estar en un estado de equilibrio (homeostasis). Dos ejemplos claros son la temperatura y la glucemia. El cuerpo humano tiene varios mecanismos a mantener éstos. Lo mismo puede decirse de pH, de acuerdo a Greenopedia, los niveles de pH son “la clave de la vida”1.

La escala de pH es una medida de cuánto de ácido o de base (alcalina) es una sustancia. De 0-6,9 es ácida, 7 es neutral y 7,1-14 es alcalina. El pH de la sangre está estrechamente controlado en un rango ligeramente alcalino, entre 7,35 – 7,452. Como norma general deberíamos mantenernos alejados de esa gente que declara que el cuerpo humano tiene que estar en un estado alcalino. Aunque esto es verdad cuando hablamos de la sangre, existen diferentes rangos de pH óptimo según en qué parte de nuestro cuerpo nos encontramos. La saliva, por ejemplo, es ligeramente ácida con un pH de entre 6,35 – 6,85. La gente que afirma que el cuerpo necesita estar en un estado alcalino simplemente no entiende este concepto.

Ahora volvamos al tema de la dieta. Los principios sobre los que se basa la dieta alcalina son que cuando metabolizamos la comida nos deja con un residuo (una ceniza) que es ácido o alcalino. Cuanta más comida comemos, más ácida es la sangre, lo que entonces nos ocasiona problemas de salud. Por supuesto, si comemos más comidas alcalinas ocurre lo opuesto. También, de acuerdo a Greenopedia, cuando no comemos suficiente comida alcalina nuestro cuerpo tomará magnesio, calcio y fósforo de nuestros huesos con el objetivo de devolver nuestro pH en sangre al rango normal1. En numerosísimas ocasiones los partidarios de la dieta alcalina citan la preservación de la salud de los huesos y la prevención de osteoporosis como una de las características clave de la dieta. Otras afirmaciones incluyen una mejora en la salud del sistema inmune y la todopoderosa prevención del cáncer.

La comida


En esta dieta los alimentos son clasificados como ácidos o alcalinos de acuerdo a sus potenciales de carga renal ácida (PRAL). La PRAL es un cálculo creado por los médicos Remer y Manz3. Básicamente cuanto más alto es el PRAL de una comida, más ácida es y por lo tanto, más acida es la orina (notad que hemos dicho orina y no sangre). Los seguidores de la dieta alcalina deben intentar comer un ratio de 80% - 20% a favor de las comidas alcalinas o las comidas con un PRAL muy bajo. Esto significa que deben tomar una dieta rica en verduras y frutas y minimizar el consumo de azúcar, granos, lácteos, carne y pescado.

La evidencia

Como con la mayoría de las dietas de moda, podemos encontrar una cantidad abrumadora de “evidencia” en las páginas web y los medios de comunicación social. Sin embargo cuando miramos con atención estas páginas nos damos cuenta de que es imposible encontrar ni una sola referencia a un ensayo clínico (evidencia real). Y ¡sorpresa! Lo que sí que hay son muchos enlaces a tiendas online para comprar libros y suplementos para llevar a cabo la dieta. En ocasiones este tipo de dietas tienen incluso un punto divertido (ej. la dieta del potito) pero consideramos que es muy grave  declarar que una dieta puede prevenir cáncer sin evidencia y aprovecharse de personas que están en situaciones vulnerables para sacar un beneficio económico.    

La dieta alcalina y cáncer


Vamos a empezar con el cáncer: “No hay ningún tipo de literatura científica que pueda determinar el beneficio de una dieta alcalina en la prevención del cáncer2”. Punto.
Sin embargo sí es interesante que algunos (no todos) agentes quimioterapéuticos funcionan mejor en un ambiente alcalino. Ha sido sugerido que usar sustancias como el bicarbonato de sodio puede mejorar regímenes de tratamiento2. Suponemos que el bicarbonato de sodio podría funcionar incrementando la cantidad del bicarbonato del cuerpo (el bicarbonato es un buffer abundante que se puede encontrar en el fluido extracelular). La gente que tiene experiencia en el mundo de la nutrición deportiva estará muy familiarizada con el bicarbonato y sus desagradables efectos secundarios.

La dieta y la salud de los huesos

Un punto clave para los seguidores de la dieta alcalina es que al comer comidas alcalinas el cuerpo no necesita usar el calcio de los huesos para incrementar el pH de la sangre. Los primeros estudios en animales y en humanos demostraron que una dieta alta en proteína causaba un aumento en la pérdida de calcio en la orina. Originalmente se pensó que era debido a un proceso de resorción ósea, posiblemente ocasionado porque el cuerpo usaba calcio como un buffer4.  Sin embargo, los estudios más recientes han demostrado que el aumento en la pérdida de calcio en la orina es en parte debido a un aumento en la absorción de calcio en el intestino y no al aumento en la pérdida del hueso2,4. De hecho, la evidencia más reciente ha demostrado que no sólo el enlace entre la carga ácida y la salud del hueso no es muy fuerte5, sino que además una ingesta adecuada de proteína puede ser beneficioso para los huesos2,4.
El consenso general es que, teniendo en mente la salud de los huesos, un aumento en la ingesta de fruta y verdura es más importante que limitar la ingesta de proteína.

El pH de la sangre y la orina

Aunque muchos de los seguidores de la dieta alcalina se refieren al pH de la sangre y la orina como si fueran lo mismo, éste no es el caso. Como sabemos, el pH de la sangre está muy estrictamente controlado para que se pueda mover en un rango muy pequeño. Si este no fuera el caso habría consecuencias muy graves, siendo la muerte la más grave y menos deseable.


El cuerpo humano tiene varias herramientas para mantener el pH de la sangre en el rango óptimo: buffers intracelulares (lee nuestro post sobre la beta alanina), los aminoácidos que pueden actuar como buffers, la exhalación de dióxido de carbono y el riñón. Estos mecanismos actúan rápidamente y pueden retornar el pH de la sangre a su rango normal en minutos6.

La realidad es que la comida tiene poco o ningún efecto sobre el pH de la sangre2, sin embargo, sí que tiene un efecto sobre el pH de la orina, que puede variar de ácida a alcalina. La orina ácida es un proceso normal y nuestro cuerpo lo utiliza de forma habitual para mantener que pH en el rango óptimo y aunque la orina ácida de forma crónica puede aumentar el riesgo de los cálculos renales2, una dieta equilibrada debería ser suficiente para evitarla.

Siempre nos cuentan en las revistas como los famosos siempre llevan tiras reactivas de pH para ver que “en qué estado están sus cuerpos” pero en realidad lo único que están comprobando es el estado de su orina y NO la salud en general.

Conclusión

Aunque una dieta que fomenta el consumo de frutas y verduras y evitar la comida basura es beneficiosa, las declaraciones que afirman que la dieta alcalina nos ayuda a evitar la osteoporosis y el cáncer son engañosas y no están apoyadas por la comunidad científica. Siempre debemos empezar a sospechar cuando en vez de artículos científicos, encontramos referencias a revistas y libros, o testimonios de “a mí me funciona”.

Tampoco estamos muy convencidos de la idea de que limitar el consumo de la proteína es bueno para la salud de los huesos. De hecho, como hemos visto, la evidencia científica nos dice que la proteína puede tener un efecto protector para los huesos. Definitivamente ¡no recomendaríamos esta dieta ni a ancianos ni a deportistas!


En conclusión, los beneficios asociados con esta dieta no tienen nada que ver con el pH y es más probable que ocurran debido al aumento en el consumo de las verduras y frutas junto con el consejo de evitar la comida procesada.    

Referencias

1. http://greenopedia.com/alkaline-diet-benefits/
2. GK Schwalfenberg , Journal of Environmental and Public Health 2012, The Alkaline Diet: Is There Evidence That an Alkaline pH Diet Benefits Health?
3. Remer T1, Manz F. J Am Diet Assoc. 1995 Jul;95(7):791-7.Potential renal acid load of foods and its influence on urine pH.
4. C Geissler & H Powers 2005,Human nutrition 11th Edition. Elsevir
5. Garcia AH1, Franco OH2, Voortman T1, de Jonge EA3, Gordillo NG4, Jaddoe VW5,Rivadeneira F6, van den Hooven EH Am J Clin Nutr. 2015 Dec;102(6):1595-603. 2015. Dietary acid load in early life and bone health in childhood: the Generation R Study.
6. GJ Tortora & S Reynolds Grabowski. 1996, Principles of anatomy & physiology 8th Edition. Harper Collins.

lunes, 22 de mayo de 2017

Recomendaciones e intervenciones nutricionales para la prevención de diabetes.

La prediabetes es un estado previo a la diabetes en el que los niveles de azúcar en sangre están más altos de lo normal pero aún no se considera que tengamos diabetes.

Un diagnóstico de pre diabetes debe interpretarse como una llamada a la acción. Es el momento de hacer cambios en nuestro estilo de vida para evitar la aparición de diabetes, que tiene complicaciones tan graves como ceguera, enfermedad renal y amputaciones. 

En nuestra consulta usamos HbA1c (hemoglobina glicosilada) para medir los niveles de glucosa. Un resultado de entre 5,7%-6,4% nos indicará que es de suma importancia involucrar a nuestros pacientes en un programa intensivo de educación nutricional y cambios en el estilo de vida. Programas intensivos que incluyen este tipo de intervenciones han tenido un gran éxito en prevenir diabetes y normalizar los niveles de glucosa en sangre (1-5). 

Durante mi estancia en Londres tuve la suerte de participar en uno de estos programas: MAP (info aquí). Los resultados de MAP fueron indiscutibles: 60% de los participantes normalizaron sus niveles de glucosa (ya no tenían prediabetes), 82% mejoraron su control glucémico, además de reducciones en los perímetros de cintura y cadera. Tras 12 meses, el 43% de los participantes continuaba en los rangos normales de glucosa en sangre y continuaban manteniendo niveles medios-altos de actividad física y otros cambios adquiridos en el programa.. 

He tenido la oportunidad de adaptar este programa y en nuestra consulta ofrecemos un paquete de 6 sesiones a lo largo de 3 meses y revisiones periódicas a continuación. 
Durante las sesiones, además de valorar el riesgo de diabetes, medimos la grasa corporal, grasa localizada, presión sanguínea, perímetro cintura cadera, evaluamos la dieta actual y el nivel de actividad física. Cubrimos temas como el etiquetado nutricional, colesterol, calidad de la dieta,  proporciones de macronutrientes, sugerimos recetas e incorporamos alimentos que son beneficiosos en el control glucémico. Además, discutimos con el paciente ejercicios que puede incorporar a sus rutinas y maneras de aumentar la actividad física diaria. 

En general las recomendaciones para este tipo de programas son (5):

  • Intervenciones que cambien el tipo de dieta y aumenten el nivel de actividad física.
  • Disminución del peso corporal un 5-7%
  • Aumentar el nivel del actividad física a 30 minutos al día de ejercicio moderado ya marca la diferencia. 
  • Una ingesta de fibra de >15g/1000kcal, grasa saturada y trans (<10% energía total).
  • Monitorizar la comorbilidades
  • Consumir hidratos de carbono de tipo integral, fruta, verdura y legumbres.
  • El uso de técnicas de cambio del comportamiento (Behaviour Change Strategies) tales como Entrevista motivacional tienen un efecto más duradero que el enfoque tradicional. 

En general en nuestro programa fomentamos la automonitorización, el establecimiento individual de metas y proporcionamos a nuestros pacientes las herramientas para manejar recaídas y evitar/buscar soluciones cuando se enfrentan a desencadenantes de comportamientos "pre-programa". 

No hay duda de que el número de personas con diabetes está aumentando en España y tiene sentido que empecemos a invertir en la prevención de su desarrollo, en vez de en el tratamiento de la enfermedad una vez que ya no hay vuelta atrás.
Mediterranean Group for the Study of Diabetes. Prevalence*(%) estimates of diabetes (20-79 years),
Mediteran Area, 2013
Recomiendo la lectura de estos documentos sobre la prevalencia de diabetes en el mundo:
http://www.idf.org/sites/default/files/Atlas-poster-2014_ES.pdf
http://www.idf.org/sites/default/files/DA-regional-factsheets-2014_SP.pdf


Referencias
  1. Knowler WC, Barrett-Connor E, Fowler SE, et al.; Diabetes Prevention Program Research Group. Reduction in the incidence of type 2 diabetes with lifestyle intervention or metformin. N Engl J Med 2002;346:393–403 
  2. Buchanan TA, Xiang AH, Peters RK, et al. Preservation of pancreatic b-cell function and prevention of type 2 diabetes by pharmacological treatment of insulin resistance in high-risk hispanic women. Diabetes 2002;51: 2796–2803 
  3. Chiasson J-L, Josse RG, Gomis R, Hanefeld M, Karasik A, Laakso M; STOP-NIDDM Trial Research Group. Acarbose for prevention of type 2 diabetes mellitus: the STOP-NIDDM randomised trial. Lancet 2002;359:2072–2077 
  4. Lin JS, O’Connor E, Evans CV, Senger CA, Rowland MG, Groom HC. Behavioral counseling to promote a healthy lifestyle in persons with cardiovascular risk factors: a systematic review for the U.S. Preventive Services Task Force. Ann Intern Med 2014;161:5682578 
  5. Paulweber B, Valensi P, Lindstrom J, et al. A European evidence-based guideline for the prevention of type 2 diabetes. Horm Metab Res 2010;42(Suppl. 1):S3–S36

miércoles, 17 de mayo de 2017

Polo de sandía, naranja y kiwi

Te traemos una opción muy saludable para librarte del calor en los próximos días. 

Con unos moldes que hemos comprado, nos hemos puesto a experimentar con los sabores. 

Este polo que te traemos hoy lo hemos hecho con sadía + menta, naraja y kiwi.

¿Y cómo?

Pues muy fácil.
  1. Quita las pepitas de un triángulo de sandía, quítale la cáscara y mételo en la thermomix o en el robot de cocina. 
  2. Echale unas hojitas de menta y mezcla todo hasta que casi no las puedas ver.
  3. Vierte en el molde y mételo en el congelador durante 30 minutos, no más, porque si se congela del todo, no vas a poder sacar el palito. 
  4. Pela la naranja y hazla puré.
  5. Viértela en el molde y déjalo en el congelador durante 30 minutos
  6. Por último, pela el kiwi y hazlo puré. 
  7. Viértelo en el molde y congélalo. Ten en cuenta, que cada vez que viertas un nuevo sabor sobre la mezca, estarás quitando el palito (porque aún no está completamente congelado) y lo debes intentar poner en el mismo agujero.
  8. ¡Tómatelo cuando más te apetezca! 

jueves, 11 de mayo de 2017

Dieta para prevenir depresión

Este artículo lo he sacado de una serie llamada "Food as Medicine", que podéis encontrar aquí

Está establecido que una alimentación rica en fruta, verduras, legumbres y frutos secos ayuda a prevenir problemas como la depresión (1) y que, por lo contrario, una alimentación rica en carnes procesadas, harinas refinadas (pasta no integral, arroz blanco, etc), bollería, alimentos procesados y dulces contribuye a depresión y ansiedad (2, 3).

Esta relación es independiente. Que no consumas comida rápidas, o no vayas a Mcdonals y no tomes Croissants, no significa que tu dieta sea adecuada. Y al revés. Seguir una dieta rica en fruta y verdura, pero con un consumo frecuente de carnes y alimentos procesados tampoco te libra de las consecuencias a nivel anímico. 


La relación entre dieta y salud mental es clave durante los primeros años de la vida. Un estudio con más de 20.000 madres e hijos mostró que los hijos de madres que comían una dieta poco saludable durante el embarazo tenían un mayor nivel de conductas relacionadas con trastornos mentales. También vieron que las dietas de los niños durante los primeros años de vida estaban asociadas con este tipo de conductas. Esto sugiere que las dietas de las madres durante el embarazo y los primeros años de vida tiene una influencia muy importante en la salud mental y trastornos mentales a medida que crecen. 

Es importante señalar que la mayoría de estos estudios son observacionales, con lo que se puede establecer una correlación, pero no una relación causal. Es decir, ¿la comida basura ocasiona depresión o la depresión hace que comamos más comida basura? 

Existen varios estudios al respecto, pero relativamente pocos de ellos son intervencionales. En este estudio reclutaron a adultos con trastornos depresivos mayores y fueron repartidos al azar entre 1) recibir apoyo social o 2) apoyo de un dietista clínico, durante un período de tres meses.  El grupo dietético recibió información y asistencia para mejorar la calidad de sus dietas actuales. El objetivo era aumentar el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, pescado, carnes rojas magras, aceite de oliva y nueces, y reducir el consumo de alimentos no saludables, como dulces, cereales refinados, frituras, comida rápida, carnes procesadas y bebidas azucaradas.  Los resultados del estudio mostraron que los participantes en el grupo de intervención dietética tuvieron una reducción mucho mayor en sus síntomas depresivos durante los tres meses, en comparación con los del grupo de apoyo social.  Al final del ensayo, el 32% de los del grupo de apoyo dietético, en comparación con el 8% de los del grupo de apoyo social, cumplía los criterios para la remisión de la depresión mayor. 

Es importante entender que los investigadores creen ahora que la depresión no es sólo un trastorno cerebral, sino más bien un trastorno de todo el cuerpo, siendo la inflamación crónica un importante factor de riesgo. Esta inflamación es el resultado de muchos estresores ambientales comunes en nuestras vidas: mala alimentación, falta de ejercicio, tabaquismo, sobrepeso y obesidad, falta de sueño, falta de vitamina D, así como el estrés.  Muchos de estos factores influyen en la microbiota del intestino (las bacterias y otros microorganismos que viven en su intestino, también conocido como su "microbioma"), que a su vez influyen en el sistema inmunológico y - parece que - en el estado de ánimo y el comportamiento. 

La microbiota del intestino depende de una ingesta adecuada de fibra dietética, y la salud del intestino puede verse comprometida por una ingesta alta de azúcares añadidos, grasas, emulsionantes y azúcares artificiales que encontramos normalmente en los alimentos procesados.  

Una dieta rica en grasas añadidas y azúcares refinados también tiene un fuerte impacto negativo en las proteínas cerebrales que sabemos que son importantes en la depresión: neurotrofinas. Éstas protegen al cerebro contra el estrés oxidativo y promueven el crecimiento de nuevas células cerebrales en nuestro hipocampo (una parte del cerebro crítica para el aprendizaje y la memoria, e importante para la salud mental). 

La importancia de una nutrición adecuada está extendiéndose cada vez a más áreas, por lo que debemos intentar que alimentarse correctamente sea accesible a todos los grupos sociales, independientemente del estrato social, edad y nivel de ingresos.