A menudo en nuestro
Gabinete Dietético nuestros clientes nos preguntan cuál es nuestra opinión de ésta
o aquella dieta que está de moda en ese momento. Una dieta “de moda” es la que encontramos en revistas o periódicos. Normalmente son la
cura para todos nuestros males y por supuesto, son seguidas por una multitud de
famosos, dispuestos a poner su cara en los anuncios pertinentes.
La primera oleada de esta dieta es seguida por libros de cocina, aplicaciones para el móvil y
suplementos dietéticos que tenemos que comprar.
Muchas de estas dietas se pueden rechazar inmediatamente
por lo ridículo de su principio, por ejemplo, la dieta del jarabe de arce. Sin
embargo hay algunas que no son tan fáciles de identificar de primeras y que
tenemos que estudiarlas con más detalle.
Una
de estas dietas es la dieta alcalina (también conocida como la dieta de la comida
alcalina o la dieta ceniza-alcalina). No es que sea una novedad, pero ha
persistido durante varios años, va y viene como un resfriado y tiene el apoyo
de famosos. Muchos de nuestros pacientes la encuentran confusa, ya que de
primeras no parece ir por mal camino.
Con este artículo queríamos examinar la evidencia sobre esta dieta y
compartir nuestros descubrimientos.
La Dieta
El principio fundamental
de la dieta es el equilibrio. Como sabemos, al cuerpo humano le gusta estar en
un estado de equilibrio (homeostasis). Dos ejemplos claros son la temperatura y
la glucemia. El cuerpo humano tiene varios mecanismos a mantener éstos. Lo
mismo puede decirse de pH, de acuerdo a Greenopedia, los niveles de pH son “la
clave de la vida”1.
La escala de pH es una
medida de cuánto de ácido o de base (alcalina) es una sustancia. De 0-6,9 es ácida,
7 es neutral y 7,1-14 es alcalina. El pH de la sangre está estrechamente controlado en un rango ligeramente alcalino, entre 7,35 – 7,452.
Como norma general deberíamos mantenernos alejados de esa gente que declara
que el cuerpo humano tiene que estar en un estado alcalino. Aunque esto es
verdad cuando hablamos de la sangre, existen diferentes rangos de pH óptimo
según en qué parte de nuestro cuerpo nos encontramos. La saliva, por ejemplo,
es ligeramente ácida con un pH de entre 6,35 – 6,85. La gente que afirma que el
cuerpo necesita estar en un estado alcalino simplemente no entiende este
concepto.
Ahora volvamos al tema de
la dieta. Los principios sobre los que se basa la dieta alcalina son que cuando
metabolizamos la comida nos deja con un residuo (una ceniza) que es ácido o
alcalino. Cuanta más comida comemos, más ácida es la sangre, lo que entonces
nos ocasiona problemas de salud. Por supuesto, si comemos más comidas
alcalinas ocurre lo opuesto. También, de acuerdo a Greenopedia, cuando no comemos
suficiente comida alcalina nuestro cuerpo tomará magnesio, calcio y fósforo de
nuestros huesos con el objetivo de devolver nuestro pH en sangre al rango
normal1. En numerosísimas ocasiones los partidarios de la dieta
alcalina citan la preservación de la salud de los huesos y la prevención de
osteoporosis como una de las características clave de la dieta. Otras
afirmaciones incluyen una mejora en la salud del sistema inmune y la todopoderosa
prevención del cáncer.
La comida
En esta dieta los
alimentos son clasificados como ácidos o alcalinos de acuerdo a sus potenciales
de carga renal ácida (PRAL). La PRAL es un cálculo creado por los médicos Remer
y Manz3. Básicamente cuanto más alto es el PRAL de una comida, más ácida
es y por lo tanto, más acida es la orina (notad que hemos dicho orina y no
sangre). Los seguidores de la dieta alcalina deben intentar comer un ratio de
80% - 20% a favor de las comidas alcalinas o las comidas con un PRAL muy bajo.
Esto significa que deben tomar una dieta rica en verduras y frutas y minimizar
el consumo de azúcar, granos, lácteos, carne y pescado.
La evidencia
Como con la mayoría de
las dietas de moda, podemos encontrar una cantidad abrumadora de “evidencia” en
las páginas web y los medios de comunicación social. Sin embargo cuando miramos
con atención estas páginas nos damos cuenta de que es imposible encontrar ni una
sola referencia a un ensayo clínico (evidencia real). Y ¡sorpresa! Lo que sí
que hay son muchos enlaces a tiendas online para comprar libros y suplementos
para llevar a cabo la dieta. En ocasiones este tipo de dietas tienen incluso un
punto divertido (ej. la dieta del potito) pero consideramos que es muy grave declarar que una dieta puede prevenir cáncer
sin evidencia y aprovecharse de personas que están en situaciones vulnerables
para sacar un beneficio económico.
La dieta alcalina y cáncer
Vamos a empezar con el
cáncer: “No hay ningún tipo de literatura científica que pueda determinar el beneficio
de una dieta alcalina en la prevención del cáncer2”. Punto.
Sin embargo sí es
interesante que algunos (no todos) agentes quimioterapéuticos funcionan mejor
en un ambiente alcalino. Ha sido sugerido que usar sustancias como el
bicarbonato de sodio puede mejorar regímenes de tratamiento2.
Suponemos que el bicarbonato de sodio podría funcionar incrementando la
cantidad del bicarbonato del cuerpo (el bicarbonato es un buffer abundante que
se puede encontrar en el fluido extracelular). La gente que tiene experiencia
en el mundo de la nutrición deportiva estará muy familiarizada con el bicarbonato
y sus desagradables efectos secundarios.
La dieta y la salud de los huesos
Un punto clave para los
seguidores de la dieta alcalina es que al comer comidas alcalinas el cuerpo no
necesita usar el calcio de los huesos para incrementar el pH de la sangre. Los
primeros estudios en animales y en humanos demostraron que una dieta alta en
proteína causaba un aumento en la pérdida de calcio en la orina. Originalmente
se pensó que era debido a un proceso de resorción ósea, posiblemente ocasionado
porque el cuerpo usaba calcio como un buffer4. Sin embargo, los estudios más recientes han demostrado
que el aumento en la pérdida de calcio en la orina es en parte debido a un
aumento en la absorción de calcio en el intestino y no al aumento en la pérdida
del hueso2,4. De hecho, la evidencia más reciente ha demostrado que
no sólo el enlace entre la carga ácida y la salud del hueso no es muy fuerte5,
sino que además una ingesta adecuada de proteína puede ser beneficioso para los
huesos2,4.
El consenso general es
que, teniendo en mente la salud de los huesos, un aumento en la ingesta de
fruta y verdura es más importante que limitar la ingesta de proteína.
El pH de la sangre y la orina
Aunque muchos de los
seguidores de la dieta alcalina se refieren al pH de la sangre y la orina como
si fueran lo mismo, éste no es el caso. Como sabemos, el pH de la sangre está
muy estrictamente controlado para que se pueda mover en un rango muy pequeño. Si
este no fuera el caso habría consecuencias muy graves, siendo la muerte la más
grave y menos deseable.
El cuerpo humano tiene
varias herramientas para mantener el pH de la sangre en el rango óptimo:
buffers intracelulares (lee nuestro post sobre la beta alanina), los aminoácidos que pueden actuar como buffers, la exhalación
de dióxido de carbono y el riñón. Estos mecanismos actúan rápidamente y pueden retornar
el pH de la sangre a su rango normal en minutos6.
La realidad es que la
comida tiene poco o ningún efecto sobre el pH de la sangre2, sin
embargo, sí que tiene un efecto sobre el pH de la orina, que puede variar de ácida
a alcalina. La orina ácida es un proceso normal y nuestro cuerpo lo utiliza de
forma habitual para mantener que pH en el rango óptimo y aunque la orina ácida de
forma crónica puede aumentar el riesgo de los cálculos renales2, una
dieta equilibrada debería ser suficiente para evitarla.
Siempre nos cuentan en
las revistas como los famosos siempre llevan tiras reactivas de pH para ver que
“en qué estado están sus cuerpos” pero en realidad lo único que están
comprobando es el estado de su orina y NO
la salud en general.
Conclusión
Aunque una dieta que
fomenta el consumo de frutas y verduras y evitar la comida basura es
beneficiosa, las declaraciones que afirman que la dieta alcalina nos ayuda a
evitar la osteoporosis y el cáncer son engañosas y no están apoyadas por la
comunidad científica. Siempre debemos empezar a sospechar cuando en vez de
artículos científicos, encontramos referencias a revistas y libros, o
testimonios de “a mí me funciona”.
Tampoco estamos muy
convencidos de la idea de que limitar el consumo de la proteína es bueno para la
salud de los huesos. De hecho, como hemos visto, la evidencia científica nos dice
que la proteína puede tener un efecto protector para los huesos. Definitivamente ¡no recomendaríamos esta dieta ni a ancianos ni a deportistas!
En conclusión, los
beneficios asociados con esta dieta no tienen nada que ver con el pH y es más
probable que ocurran debido al aumento en el consumo de las verduras y frutas
junto con el consejo de evitar la comida procesada.
Referencias
1. http://greenopedia.com/alkaline-diet-benefits/
2. GK Schwalfenberg , Journal of Environmental and Public Health 2012, The Alkaline Diet: Is There Evidence That an Alkaline pH Diet Benefits Health?
3. Remer T1, Manz F. J Am Diet Assoc. 1995 Jul;95(7):791-7.Potential renal acid load of foods and its influence on urine pH.
4. C Geissler & H Powers 2005,Human nutrition 11th Edition. Elsevir
5. Garcia AH1, Franco OH2, Voortman T1, de Jonge EA3, Gordillo NG4, Jaddoe VW5,Rivadeneira F6, van den Hooven EH Am J Clin Nutr. 2015 Dec;102(6):1595-603. 2015. Dietary acid load in early life and bone health in childhood: the Generation R Study.
6. GJ Tortora & S Reynolds Grabowski. 1996, Principles of anatomy & physiology 8th Edition. Harper Collins.
1. http://greenopedia.com/alkaline-diet-benefits/
2. GK Schwalfenberg , Journal of Environmental and Public Health 2012, The Alkaline Diet: Is There Evidence That an Alkaline pH Diet Benefits Health?
3. Remer T1, Manz F. J Am Diet Assoc. 1995 Jul;95(7):791-7.Potential renal acid load of foods and its influence on urine pH.
4. C Geissler & H Powers 2005,Human nutrition 11th Edition. Elsevir
5. Garcia AH1, Franco OH2, Voortman T1, de Jonge EA3, Gordillo NG4, Jaddoe VW5,Rivadeneira F6, van den Hooven EH Am J Clin Nutr. 2015 Dec;102(6):1595-603. 2015. Dietary acid load in early life and bone health in childhood: the Generation R Study.
6. GJ Tortora & S Reynolds Grabowski. 1996, Principles of anatomy & physiology 8th Edition. Harper Collins.
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